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Rincón del Entrenador: Christian Dieste


CHRISTIAN DIESTE

Entrenador del Regional A y Director Deportivo

Me han dado la oportunidad de inaugurar este espacio dentro de nuestra página web, y espero que sea el trampolín para animar a todos los entrenadores a poder expresar aquí sus vivencias, anécdotas y opiniones, y formar así parte de la comunidad digital de nuestro club.


La primera pregunta que me viene a la cabeza es: ¿por qué soy entrenador? Durante una temporada, a casi todos los entrenadores se nos pasa por la cabeza… ¿por qué me meteré yo en estos berenjenales? Pero inmediatamente después me viene la respuesta: porque me gusta.


Me gusta el fútbol. Me gusta enseñar lo que he aprendido, lo que he estudiado. Me gusta pertenecer a un grupo de personas con los mismos gustos hacia mi deporte favorito. Y me gusta compartir con los jugadores una forma de vida basada en aquellos valores que lleva innato un deporte de equipo. Y al final, eso es lo que queda: un granito de arena en la formación de una persona. Porque, evidentemente, no somos los padres de los jugadores, ni los tios, abuelos o demás familia. No somos los maestros ni los profesores, pero yo aún recuerdo a uno de mis primeros entrenadores de fútbol que tuve, que al caerme al suelo en una jugada, me gritó; “Christian, ¡¡espabila!! Que cuando uno se cae, sólo le queda levantarse, y cuanto antes mejor, que así más tiempo estarás disfrutando del fútbol”. Desde entonces intento aplicarlo en mi vida.


Aunque este prólogo pueda parecer idílico, lo cierto es que la realidad es más dura y complicada. Ya seas entrenador de fútbol base (desde pre-benjamines hasta cadetes), juveniles o sénior, el entrenador no deja de ser un “tío” al que le llueven constantemente problemas y adversidades que tiene que solucionar. La tan archiconocida “soledad del entrenador” existe. Y en medio de toda la sabiduría popular del fútbol, tú te acomodas en el rincón del entrenador y a pensar y pensar (de ahí la frase “cuando un entrenador piensa mucho, mete la pata seguro”).


Pero sí. Aunque parezca mentira, un entrenador invierte mucho tiempo de su vida en formar, preparar al grupo, y hacerlo fuerte. Y si a todo ello le añadimos las consabidas “rutinas” de una temporada (malos resultados, enfados de jugadores, padres o directivos, persecuciones arbitrales, comentarios de la grada, comentarios en el bar -la prensa del fútbol modesto-, etc.), os podréis imaginar que no es tarea nada fácil la de entrenar. Y más en nuestras categorías, donde nuestro trabajo es altruista y, en muchas ocasiones, poco valorado. Pero ahí estamos. Al pie del cañón. Contra viento y marea. Dando las máximas oportunidades para que los jugadores estén contentos y disfruten del fútbol. Sobre todo disfruten.


Y, si me lo permitís, una reivindicación. En los tiempos que estamos, rodeados de dificultades de toda índole, hagamos del fútbol simplemente lo que es: un JUEGO. Un DEPORTE. Sin más. Hay que disfrutar todo lo que se pueda, cada uno en su rol. Y echo en falta el espíritu de otro deporte que me apasiona: el rugby. Su respeto al rival, al compañero, a los árbitros, a los entrenadores y, especialmente su “tercer tiempo”. Yo lo haría casi obligatorio: partido-ducha-brindis (adecuado a la edad).


¡SALUD PARA TODOS!

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